Añana / Hitos
Manantiales de las salinas
De los manantiales emana el agua salada concentrada (salmuera) a nivel de superficie de manera natural y continua, lo que era una ventaja respecto a otras salinas que necesitaban perforaciones o bombeos. Existe un gran número de manantiales en el Valle Salado y su entorno, pero sólo cuatro de ellas (Santa Engracia, La Hontana, El Pico y Fuentearriba) son aprovechables, pues su caudal es permanente (unos 3 litros por segundo) y su grado de salinidad está cercano a la saturación (210 gramos por litro).
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Canales para el transporte de salmuera
El transporte del agua salada era posible gracias a una red de canales llamados “royos”. Estos permitían que la salmuera fluyera manera continua y por gravedad hasta los almacenes. Si bien en origen gran parte de ellos eran simples zanjas excavadas en el terreno, con el tiempo fueron sustituidos por troncos de madera, generalmente de pino.
Este sistema de distribución ocupaba más de tres kilómetros de longitud, iniciando su recorrido en un canal único que nacía en el manantial de Santa Engracia. Posteriormente éste se divide en dos “royos” a través de una arqueta denominada Partidero: el primero discurría por la ladera oriental del valle (Royo de Suso) y el segundo por la occidental (Royo Quintana). Cerca del repartidero, en el punto denominado Celemín, el de Quintana se vuelve a dividir en dos: el Royo que abastece la parte del Este, que sigue denominándose Quintana y el que se dirige a la zona central también llamado Royo del Medio o Meadero.
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Balsas o eras
La obtención de la sal e se basa en la evaporación del agua contenida en la salmuera por medios naturales. Para ello, se vierte el agua salada en unas superficies horizontales llamadas balsas o eras cuya superficie varía entre doce y veinte metros cuadrados.
La agrupación de varias eras trabajadas por un mismo propietario pasaban a denominarse granjas. Éstas se van adaptando a la compleja topografía del lugar, tanto en forma como en altura, dando lugar a complicadas figuras que ocupan la mayor parte del Valle Salado. En el periodo de mayor actividad, en torno a los años 50 del siglo XX, el valle llegó a tener en explotación 5.648 eras.
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Pozos o almacenes de salmuera
Los depósitos y su llenado fueron la causa de la mayor parte de las disputas entre los salineros. Esto se debe a la cantidad limitada de agua salada que emana de los manantiales, el gran número de eras existentes y la concentración de las labores de producción durante unos meses concretos. Todo ello explica el elevado número de pozos existentes en las salinas (actualmente 848) y la necesidad de un complejo reglamento de distribución de aprovechamiento de la muera conocido como libro maestro.
La morfología de los pozos es variada, pero a grandes rasgos se puede dividir en cuatro tipos: los exteriores, los de boquera, los calentadores y los de encube.
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Casco histórico de Añana
Siguiendo las hipótesis de tipo filológico sobre los sufijos de la lengua vasca (Caro Baroja, J. 1945-6) el actual casco urbano de Añana se enclavaría sobre una antigua villa romana. Los topónimos vasco-navarros con desinencia “-ana” designan antiguas villas romanas de carácter urbano.
Esta población aparece mencionada por escrito por primera vez en un documento de 978 bajo la denominación de Annana y poco después, en 984, como Agnana. En aquella época ya parece estar asentada la explotación de las salinas entorno a la localidad, lo que le dará finalmente el apelativo de Salinas de Añana.
Fue Alfonso I quien le otorgó la carta puebla en 1126, consiguiendo el fuero con Alfonso VII en 1140, lo que la convierte en la primera villa de la provincia. El primitivo núcleo ha sufrido importantes variaciones que han modificado su estructura y organización iniciales. Sus calles y plazas se distribuyen por las laderas de un cerro, las más próximas a la cima conservan el trazado del primer núcleo amurallado que estuvo presidido por un castillo. Sus casas reflejan un modo de vida rural, repitiendo unos modelos sencillos y prácticos que proceden de la Edad Media. Así las callejuelas estrechas de su casco histórico aún conservan el sabor de otras épocas que se acentúa con los arcos de origen medieval, las casas palaciegas de estilo barroco (el palacio de Zambrana-Herrán o el de los Ozpina), escudos de antiguos linajes o una picota con escudo de los Sarmiento en la plaza donde impartía justicia. El primitivo núcleo, creció ladera abajo originando el actual Salinas de Añana. El trazado de las nuevas calles se adaptó a los desniveles del terreno, resultando así unas vías estrechas y tortuosas en las zonas de mayor desnivel o más rectas y amplias donde la pendiente lo permite, siguiendo las curvas de nivel.
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Referencias:
- Caro Baroja, Julio (1945-6). Materiales para una historia de la lengua vasca en su relación con la latina. Acta Salmanticensia, tomo I, número 3.
- Fundación Valle Salado de Añana. En: http://www.vallesalado.com/es