21.- Fontao
EXTRACCIÓN
Estaño y Wolframio
CARACTERIZACIÓN
Comprende ambos márgenes del río Deza, al norte de la provincia de Pontevedra, coincidiendo con el centro geográfico de Galicia. Se encuentra limitado en la mayor parte de su perímetro por las formaciones montañosas de la dorsal central galega.
Uno de los principales rasgos de este paisaje viene dado por el empotramiento de la red fluvial. En su discurrir las aguas adaptadas a la tectónica, originan hermosos entornos naturales. Destacan, las riberas del Arnego y del Deza, en su tramo desde Fontao a Merza. Allí los microclimas locales favorecen una rica vegetación ripícola: alcornoque, fresno, madroño, etc. al igual que en el entorno del Embalse de Portodemouros. El río Deza transcurre encajado entre fuertes pendientes, en las que predominan los bosques de ribera y autóctonos muy bien conservados, debido a la dificultad de este terreno para los cultivos.
Predominan las superficies situadas por debajo de los 500 metros, resultado de la incisión y de la erosión fluvial de los niveles más elevados -700-800 metros-, de los cuales tan sólo quedan algunas áreas aisladas como el significativo Monte Carrio.
Textura y color del paisaje son complejos, debido a la diversidad de coberturas y manejos que sufrió este territorio al largo de los siglos. La presencia de pastos, cultivos herbáceos y matorrales, contrasta con las amplias manchas de masas forestales endógenas y las plantaciones de pino que proliferan. La mayor uniformidad la encontramos en las plantaciones forestales intensivas y en las construcciones antrópicas como las urbanizaciones, en las formaciones naturales la distribución de la textura y el color es mucho más compleja.
Entre los núcleos urbanos destaca la villa de Silleda, localizada en el interfluvio entre el río Toxa y el Deza. Su localización en un promontorio permite tener unas vistas privilegiadas de la comarca, teniendo una gran repercusión visual en el entorno. Silleda se conformó alrededor de la iglesia parroquial a lo largo de la carretera Nacional N- 525 y de las provinciales PO-201 y PO-211. La villa creció hasta integrar los núcleos de Campo, Colina y Traseirexe, convirtiéndose en barrios periféricos de ésta. El otro núcleo urbano es Villa de Cruces, el tercer asentamiento más importante de la Comarca de Deza. Debido a su localización estratégica, en la línea de cumbres entre el Monte de las Cambas y el Castro, tiene una fuerte influenza en el paisaje. Es por ello un excelente mirador natural de la cuenca del Orza al suroeste, el embalse de Portodemouros y el Río Arnego al norte.
HISTORIA
Los romanos fueron los primeros en explotar el estaño que guardan las riberas de este tramo del río Deza. No obstante, los antecedentes mineros modernos más remotos no pueden datarse antes del siglo XVIII, periodo en el que se hicieron las primeras prospecciones mineras. En todo caso, las primeras referencias documentales de actividad minería en este territorio datan de 1871 cuando la revista Estadísticas Mineras de España destacaba en sus líneas la riqueza de estaño así como las dificultades de su extracción para una zona tan apartada, agreste y de difícil comunicación con los puertos de embarque. Se hablaba ya de la denominada mina “San Roque”, situada en el término municipal de Villa de Cruces (por entonces Carbia). El filón era explotado artesanalmente sin criterio técnico alguno y el estaño que se extraía se trasladaba para su tratamiento a la cercana fábrica-fundición de Nuestra Señora del Corpiño, en el término municipal de Lalín.
Abandonada ésta, entre 1886 y 1888 el ingeniero de minas Henry Winter Burbury, solicita las concesiones mineras “Sidón” y “Tiro” (Villa de Cruces), que serán junto con mina “Angelita”, ya en Silleda, el inicio del grupo Fontao. Antes de acabar el siglo XIX, una vez comprobada su viabilidad, se crea en Londres la empresa “The San Finx Tin Mines Ltd.” con el objetivo de explotar las minas de Fontao y de San Finx de forma industrial. La explotación de los grupos San Finx y Fontao se realizaba por medio de galerías, divididas en macizos por medio de pozos que seguían el filón, arrancándose el mineral por medio de testeros en realce más o menos regulares. El mineral se cargaba en vagones que lo llevaban a los coladeros donde se obtenía el preconcentrado de casiterita, que venía acompañado de volframita, piritas férreas, cúpricas y areniscales. Este era cargado y enviado a través de carros de bueyes a la fábrica del Carril, donde se producía el concentrado definitivo, que se realizaba mediante calcinación, sometiendo posteriormente el producto a la acción de dos electroimanes de bandas cruzadas (proceso Wetherill-Rowand) para separar el estaño y volframio del resto de materiales, que luego eran desechados. El producto definitivo embarcaba en el puerto de Vilagarcía con destino a Inglaterra.
En 1909 la sociedad inglesa cierra temporalmente las minas Tiro y Sidón, continuando solamente la explotación de wolframio de mina Angelita. En 1913, tras una serie de modificaciones en la estructura societaria, vuelve la actividad a las minas de Fontao. El agotamiento de Angelita lleva a su cierre en 1918, quedando reducido el grupo a Tiro y Sidón. Una vez finalizada la I Guerra Mundial, los precios del wolframio caen en picado lo que avoca a la suspensión de la explotación de las minas de Fontao en mayo de 1921. No será hasta 1927, con la recuperación del precio del estaño cuando se reinicien labores de explotación en Tiro y Sidón, por la compañía francesa “Societé des Étains de Silleda”, con sede en París. La explotación se mantiene hasta 1932, cuando cesa de nuevo su producción como consecuencia de la grave crisis internacional desatada en el otoño de 1929. En 1934 se restablece la explotación de estaño y volframio que se mantendrá durante la Guerra Civil (1936-39) e iniciará una fuerte expansión por la demanda internacional de wolframio para usos militares.
En plena II Guerra Mundial, los precios del volframio suben por encima de las cien pesetas / kg, lo que supone el reflorecimiento minero. Finalizada la segunda guerra mundial se produce una lenta recuperación de la actividad económica que impulsa la producción minera, en progresión alcista, que se acentúa en el periodo 1950-53 debido a la guerra de Corea. Finalizada ésta, con la entrada a los mercados europeos de los minerales procedentes de explotaciones asiáticas, se produce un progresivo decaimiento de la producción hasta el cierre definitivo de la explotación subterránea de Fontao en 1963. Tras el cierre de la mina y la consiguiente inundación de las galerías que se encontraban bajo la rasante del río, la explotación continuó a cielo abierto hasta que en 1974 los bajos precios del mercado hicieron que incluso el lavado de aluviones dejase de ser rentable, procediéndose al cierre total de las instalaciones.
EXTENSIÓN:
323,5 km2
MUNICIPIOS:
Villa de Cruces; Silleda.
PROTECCIÓN: –
RECURSOS Y REFERENCIAS:
– Minas de Fontao. Asociación Galega de Patrimonio Industrial. En: http://www.asociacionbuxa.com/2009/09/minas-de-fontao/
– Historia. Museo de la Minería de Fontao. En: http://www.museodamineria.es/museo/index.html
– Catálogo de Paisaxe de Deza. Xunta de Galicia. Consellería de Medio Ambiente Territorio e Infraestructuras. En: http://www.cmati.xunta.es/seccion-tema/c/Territorio_e_urbanismo_Paisaxe?content=Direccion_Xeral_Sostibilidade_Paisaxe/Catalogo_paisaxe_Deza/seccion.html&std=introducion.html
– Estadística Minera de España. Por la Dirección General de Industria y Comercio. 1871. En: http://www.igme.es/internet/estminera/informes/1871.pdf
CUESTAS Y CHAOS DE LOS VALLES DEL MIÑO Y DEL ULLA
Es, en definitiva, la vertiente meridional del Ulla, donde la superficie de erosión del Terciario aún se deja notar en una sucesión de montes y valles de escasa altitud media. Este entramado se da sobre un substrato de granitos combinados con esquistos, siendo la erosión diferencial la que aporta una configuración orográfica relativamente fragmentada por relieves de escaso porte.
Su ocupación ganadera tradicional, la agricultura de autoconsumo y el minifundismo son tres rasgos que marcan de un modo profundo la imagen del lugar. Así, prados y pastos son dominantes, si bien parte de estos últimos se han convertidos en forestales, fundamentalmente de eucalipto, donde las parcelas en longuero (largas y estrechas) dejan una textura casi “de pana” en los lugares de mayor mezcolanza de usos. Las “agras” son otro elemento característico, donde se engloban varias parcelas con una sola cerca. No obstante, algunas concentraciones parcelarias han roto, puntualmente, este rasgo característico, tendiendo a morfologías parcelarias más próximas a un damero. El hábitat se encuentra atomizado, mayoritariamente, en pequeñas aldeas.
El paso del ramal Sanabrés del Camino de Santiago supone la presencia de algunos elementos de corte monumental. Sin embargo, los “caminos” que mayor repercusión presentan sobre el paisaje son la autovía AP-53 y la línea ferroviaria de alta velocidad.
VALLES GALLEGOS
Son valles relativamente anchos (frente a la angostura habitual de los valles gallegos) con dirección NE-SW dominante, siguiendo las grandes fracturas regionales; resultan análogos a las Rías Baixas, si bien en este caso no han sido ocupados por el agua marina.
No obstante, en el caso que nos ocupa, el valle del Ulla en un tramo medio-alto, hace complejo percibir lo relativamente ancho de su sección, pues en gran medida se encuentra flanqueado por grandes pendientes, si bien éstas se alternan con espacios más abiertos donde predominan las vegas.
El río Ulla, en este segmento, dibuja marcados meandros y cambios de dirección, lo que implica cierta dificultad en la diferenciación de vertientes de solana y umbría a pesar de su dirección general. No obstante, esto se deja notar en la presencia de pequeños rodales de alcornoques (sobreiral) en su cara más soleada. El mayor encajamiento de su parte más alta se ha aprovechado para la construcción del embalse de Portodemouros.
El hábitat, por lo general, se sitúa a media ladera, quedándose fuera de este tipo de paisaje.
CUESTAS Y CHAOS DE LOS VALLES DEL MIÑO Y DEL ULLA
– Vertientes y valles del Deza y del Arnego: es, desde un punto de vista más estricto, la vertiente que va de la cabecera de estos ríos al Ulla. Son espacios rurales en abandono, conformados por pequeñas aldeas dispersas con términos agrarios muy fragmentados y abigarrados (multiplicidad de tonalidades verdes) y donde el monte se encuentra casi con el monocultivo forestal de pinos y, sobre todo, eucaliptos. Las excepciones a esta tónica general son algunas villas, como Silleda y su parque ferial, y otras exteriores al paisaje que nos compete (caso de Lalín) y los poblados e instalaciones mineras dedicadas al estaño y al wolframio. En Fontao se encuentra el museo minero.
– Montes de las cabeceras de los ríos Umia, Lérez y Deza: se trata de la divisoria de aguas y, por tanto, de las tierras más elevadas de este tipo de paisaje, rebasando, puntualmente, los 800 metros de altitud. Si bien no son relieves vigorosos, sus condiciones orográficas y climáticas suponen una menor presencia de poblamiento humano, reemplazado por monte, donde parte de los viejos pastos han sido empleados para plantaciones forestales.
VALLES GALLEGOS
– Valle del río Ulla: En este segmento, los meandros son su factor más característico. Si bien hay áreas de vega cultivadas, lo más habitual son laderas de acentuada pendiente con ocupación forestal, con gran presencia de pinares y eucaliptales; sin embargo, en esta unidad son relativamente habituales las formaciones naturales, tales como las propias del bosque de ribera (con alisos, sauces, fresnos y chopos), carbayeras y, en algunos puntos microclimáticamente cálidos, con alcornoques. El embalse de Portodemouros es su elemento más destacado.
Poblado Minero de Fontao
Entre 1954 y 1958, a raíz del incremento de la demanda de wolframio debido a la Guerra de Corea y del impulso de la escalada armamentística internacional, se construye el Poblado Minero de Fontao, con el objeto de crear una auténtica mini ciudad para los trabajadores y directivos de la mina. Se trataba no solo de construir viviendas, sino edificios dotacionales y espacio público. Supuso una oportunidad para que los arquitectos Cort y Basilio Bas pusiesen en práctica el ideario moderno, desarrollando aspectos funcionales y metodológicos que en otros encargos de la época no podían materializar. Los ideales urbanos modernos se reflejan, esencialmente, en la generosidad y calidad del espacio público. Los ámbitos de estancia y circulación exteriores articulan las piezas residenciales y dotacionales, concibiéndose como si una ciudad moderna se tratase. No obstante, el diseño de la urbanización respeta el carácter rural del entorno y los edificios mantienen pautas de volumen y escala próximos a la tradición, sin que abstracción y funcionalidad se contrapongan a la cultura local. Entre las edificaciones más destacadas están la casa de la dirección; las viviendas del ingeniero y de los facultativos de minas; así como los barracones y viviendas para los mineros que llegaron a configurar este verdadero poblado.
El poblado minero de Fontao contaba con su propio mercado diario organizado en “la plaza” por vendedores ambulantes, que se complementaba por su decena de pequeñas tiendas de comestibles y ultramarinos, así como otras pequeñas tiendas géneros textiles, ferretería, panaderías, frutería, carnicería; tabernas, salas de baile y tres teatros, así como dos rudimentarios cinematógrafos, a los que se uniría más tarde la sala de cine del poblado, con trescientas cincuenta butacas y de libre acceso para el vecindario los sábados y domingos. El centro del poblado llegó a contar con campo de futbol donde el equipo local, “Minas Club de Fútbol”, disputaba sus partidos, incluso contra equipos de primera división durante los festejos dedicados a Santa Bárbara, patrona de los mineros.
Especialmente destacables son las dotaciones de servicios, como el botiquín sanitario que con cuatro camas y vivienda para el practicante; el grupo escolar, “con escuela para niños y niñas”, que escolarizaba a todos los pequeños de la parroquia; y una nueva iglesia construida, a quinientos metros de la parroquial.
En 2001 el concello de Vila de Cruces financió un anteproyecto, antecedente del actual museo de la minería de Fontao, al objeto de aprovechar para el uso público las instalaciones que conforman la mina, las cuáles además se encontraban en un excelente estado de conservacion. En 2007 se aprobó el Plan Director de las minas de Fontao. Para esta fecha ya había sido rehabilitado por parte de la administración gallega el poblado minero.
Referencias:
– Docomomo Ibérico. . Ficha elaborada por Fernando Agrasar.
– Museo de la Minería de Fontao. En: