Paisajes Mineros / Cuenca minera del Valle de Sabero (León)
El paisaje minero de Sabero está íntimamente ligado a la primera industrialización del país. Es un paisaje minero del norte, vinculado a la minería del carbón y del hierro. Esta cuenca minera del noroeste de la provincia de León fue explotada de forma industrial desde la primera mitad del siglo XIX, cuando técnicos ingleses extrajeron la primera hulla para ser utilizada en fraguas. Su existencia e historia está muy ligada a la transformación de la protoindustria española y su conversión en una industria heredera de los avances de la revolución industrial inglesa. Así en torno a este paisaje se instala en la primera mitad del siglo XIX uno de los hitos de la siderúrgica española, la Ferrería de San Blas. Fue esta la primera en utilizar altos hornos de cok, siendo sus instalaciones actualmente sede del Museo de la Minería y Siderurgia de Castilla y León.
Extracción: carbón y hierro Municipios: Bienes protegidos Caracterización: Cistierna, capital del municipio del mismo nombre, con más de 2.800 habitantes es la localidad más poblada de la comarca, siendo el centro comercial y administrativo (partido judicial). La localidad de Sabero es la más poblada del municipio del mismo nombre contando con 702 habitantes; le sigue la entidad de Olleros de Sabero que posee un total de 586. León se encuentra aproximadamente a 60 km de distancia de este territorio, siendo la N-625, desde Mansilla de las Mulas a Sabero; y la CV-3141, carretera desde Sabero a la N-621 que comunica con León, las principales carreteras del ámbito. Otra importante vía de comunicación es el Ferrocarril de vía estrecha, antigua FEVE, que que transcurre y tiene parada en Cistierna a unos 7 km de Sabero. Las minas de Sabero han beneficiado tanto a Sabero como a Cistierna, por ser ésta centro comarcal tradicional. El perfil del valle se recorta entre montañas, con nivel suave y espaciado. Predominan casas de un solo piso dispersas en núcleos que salpican todo el valle. En la parte alta de Sabero se dibuja la moderna silueta del Hospital, de las Escuelas de 1ª y 2ª Enseñanza, de la Escuela Sindical… Si bien el municipio se presenta en un estado en mayor o menor medida antropizado, también se conservan numerosos enclaves naturales que proporcionan una interesante calidad visual para el observador. En la primera mitad del siglo XIX la población de Sabero era un pequeño conjunto de casas perdidas en lo profundo de la montaña, con gentes que, a pesar de haber conocido y sentido el avance de la minería, seguían siendo predominantemente agricultores y ganaderos, junto con algunos artesanos. Esto cambiaría en pocos años, puesto que la apuesta económica e industrial por las minas de carbón y hierro, hizo que girara el sustento de muchos de sus habitantes, atrayendo a otros muchos a trabajar en las minas y siderurgia local, lo que perduró, en mayor o menor medida, hasta finales del siglo XX. La implantación de los altos hornos en Sabero, dos imponentes torres de 16 metros de altura y más de diez de diámetro, acompañados por el continuo ruido de los generadores de vapor, los soplantes que inyectaban aire en los hornos, el trasiego de vagonetas con carbón y mineral de hierro para alimentar a los hornos, hicieron cambiar profundamente el paisaje local. A ello se sumaban los hornos de cok, una gran nave para laminado del metal, hornos de reverbero y refino, el martillo pilón, almacenes y cuadras, lo que creaba una estampa impresionante, un entorno industrial prominente en un paraíso montañoso. La industrialización trajo consigo nuevos pobladores y nuevas casas construidas para su alojamiento por la empresa que, junto con la factoría, constituyeron un entorno urbano industrial y obrero del que se conservan bastantes restos, siendo éste un patrimonio industrial único en su especie. Historia: Los romanos fueron los primeros en abrir y explotar las minas de cobre en Argovejo, Riaño, Las Salas, Lois; de hierro en Corniero, Argovejo, Ferreras del Puerto, posiblemente de mercurio en Lois, de oro en Riaño, y de plata en Sabero y Valdoré. Existen noticias de que en la década de 1830 se llevó a cabo cierta actividad minera de carácter empresarial para la extracción de hulla en el valle de Sabero por parte de una empresa británica para ser utilizada en fraguas. Hacia 1841 el palentino Miguel Iglesias Botias obtuvo la concesión de tres minas de hulla en el valle (Sabero, 1, 2 y 5), constituyendo para su explotación la Sociedad Palentina de Minas, cuyo objeto era doble: explotación de las minas de carbón y fabricación de hierro a partir de los minerales de la mina “Imponderable”. Contaba para ello con varias minas de hierro, hulla y hasta cobre (Alejico, Sahelices, Olleros…). En 1845 amplió capital cambiando su nombre por el de “Palentina-Leonesa de Minas”. Fue precisamente 1841 y 1847, cuando la Sociedad Palentino-Leonesa de Minas construyó y puso en marcha los primeros altos hornos a la inglesa en España, en la llamada Ferrería de San Blas (denominada así por su cercanía a la ermita de San Blas). La Sociedad Palentina de Minas inauguraba en 1860 un segundo horno manteniendo su producción hasta el cierre definitivo de la fábrica de San Blas en 1862. La paralización de los hornos supuso también el práctico abandono de las minas de carbón y de hierro, cuyo periodo de mayor actividad fue el decenio de 1850-1860. Los métodos de extracción de carbón empleados no eran los más adecuados para las condiciones geológicas en las que se encontraba el mineral en el valle, por lo que el rendimiento era bastante malo y se perdía mucho mineral. A ello se unían los problemas de transporte, que encarecían enormemente los costes, lo que condujeron a la crisis y cierre de los hornos y las minas en 1862. Las minas de Sabero fueron en ese momento incapaces de competir con las de Orbó y de Barruelo (Palencia), mejor situadas respecto al ferrocarril. En la década de los 80 del XIX surge la idea de Mariano Zuaznavar de construir un ferrocarril que uniese las cuencas mineras de León y Palencia con la siderurgia vasca; lo que abre el camino para la fundación de la compañía “Hulleras de Sabero y Anexas”. Esta fue creada a raíz de la construcción de dicha línea, el 7 de septiembre de 1892, por un conjunto de industriales vascos que adquirieron las concesiones de “Minas de Sabero”, y que sumaron a las que ya tenía Tomás Allende, uno de los socios de la nueva compañía. La sociedad subcontrataba habitualmente sus explotaciones a la Vasco-Burgalesa y a Esteban Corral Sánchez. Hulleras de Sabero se encargaba fundamentalmente del transporte y comercialización. Transportaba su carbón a la estación de Cistierna, junto al Esla, conectando Vegamediana y Vega Barrio con Olleros mediante una línea de ferrocarril de 6 Kms de longitud y de 600 mm de ancho. Dentro de este sistema de transporte se encontraban los lavaderos de Cistierna, conectados mediante vía métrica construida en 1894. Hulleras de Sabero abastecía carbón al Ferrocarril de la Robla, uno de sus principales clientes, junto con la acerías vascas de Altos Hornos de Bilbao y La Vizcaya. La sociedad cesó su actividad en 1968, clausurándose sus explotaciones mineras en 1992. La producción llegó a superar las 400.000 toneladas en 1955, para decaer desde principios de los 70. En las minas de Sabero había tres grupos: Sucesiva y Herrera y Sotillos. Este último sería el pozo de mayor profundidad, llegando a los 507 metros de profundidad, seis de diámetro y cuatro pisos de 60 metros en virgen. Fue este uno de los más profundos de España y declarado de interés nacional.
Cistierna y Sabero
Protegido como Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento, la Plaza cerrada y restos del alto horno en Sabero.
El valle de Sabero es el primero que surge al oeste del Esla subiendo desde Cistierna. Es un territorio abrupto, ya que se localiza dentro de la Cordillera Cantábrica, pero a pesar de su accidentada orografía posee valles que suavizan el paisaje, lo cual permite un aprovechamiento agrario. Tras la superación y abandono de la actividad minera, el aprovechamiento agroganadero ha recobrado importancia, aunque no todo el territorio presenta las mismas condiciones dada la altitud de algunas formaciones montañosas de su entorno. El pico más alto que aparece en el término municipal es el Pico Rollo con 1.546 metros de altitud.
Este establecimiento siderúrgico se sitúa en plena Montaña de Riaño. Su construcción data de 1847, a iniciativa de la Sociedad Palentino-Leonesa de Minas, cuyo objetivo es la explotación de las vetas de hierro y carbón de hulla situadas en torno al valle de Sabero. En él se instalaron los primeros altos hornos de cok de España, que estuvieron activos entre 1847 y 1862, año en que tuvo que cerrar debido a la reforma arancelaria. Hasta entonces el método habitual para calentar el mineral era el empleo del carbón vegetal. La maquinaria industrial original de la ferrería era de fabricación inglesa. Así el martillo pilón, las laminadoras, máquinas sopladoras, etc. fueron traídos en barco desde Inglaterra hasta el puerto de Gijón. Desde este fueron transportadas hasta Sabero en carros de bueyes, atravesando así la Cordillera Cantábrica por los antiguos caminos carreteros. El hierro aquí forjado era vendido en León, Palencia, Valladolid y Madrid, transportándose a dichos mercados a través de las estaciones de Sahagún y Mansilla de las Mulas.
Enclavado en Sotillos, entre Boñar y Cistierna, fue explotado por Hulleras de Sabero para la explotación de carbón (hulla), permaneciendo en activo desde 1945 hasta el cierre definitivo de la mina, en 1991. Actualmente está en desuso y no es visitable ya que aún pertenece a la empresa privada de Hullera Vasco-Leonesa. Esta explotación vertical llegó a tener una profundidad de 513 m, aunque actualmente se encuentra inundado al menos hasta la primera planta que comunica con el Socavón de la Herrera a Sotillos. Cuenta la leyenda que fue bautizado con el número dos por ser la segunda mina más grande de España. Su producción estuvo muy vinculada al lavadero de Vegamediana, donde la empresa procesaba el carbón aquí extraído. Los principales elementos del pozo conservados son su castillete con el óxido haciendo mella en su metálica estructura y su sala de máquinas.
Su construcción data de 1899, instalándose estratégicamente para procesar y dar salida al carbón procedente de los pozos situados en Ollero y Sotillo. Con el tiempo se convirtió en toda un centro logístico minero, comprendiendo no solo infraestructuras mineras sino también edificios civiles como residencias obreras, consultorios médicos así como escuelas. Los carbones que pasaban por el lavadero de Vegamediana eran posteriormente convertidos en briquetas de cok, prosiguiendo posteriormente su itinerario hasta Cistierna en locomotoras de vapor. Todas las instalaciones fueron cerradas en 1991, al cesar la actividad minera en el municipio.
ITINERARIOS TURÍSTICOS
– http://mineriaypaisaje.com/sabero-it/
INDUSTRIAS CULTURALES
– http://mineriaypaisaje.com/sabero-ic/
Museo de la Siderurgia y Minería de Castilla y León. En: http://www.museosm.com/ QUIRÓS LINARES, Francisco (1972). La Sociedad Palentina-Leonesa de minas y los primeros altos hornos al cok de España, en Sabero (1847 – 1862). Oviedo: Departamento de Geografía de la Universidad de Oviedo. D.L. M. 17256-1972. Tecnología Obsoleta, blog personal de Alejandro Polanco Masa. En: http://www.alpoma.net/tecob/?p=1016 DECRETO 357/1991, de 26 de diciembre, de la Junta de Castilla y León, por el que se declara Bien de Interés Cultural con categoría de monumento a favor de (La Plaza Cerrada y los Restos del Alto Hornos; en Sabero (León). En BOCYL Nº 250 del 31 de diciembre de 1991.http://servicios.jcyl.es/pweb/downloadDocumento.do?numbien=5381&numdoc=90061
Viejo caballo de Hierro.
Documental de José Miguel Azpíroz y Antonio Cristóbal, basado en el libro del mismo título de Carlos Bacigalupe. Relata el viaje de Bilbao-León en el tren de La Robla, describiendo el nacimiento del ferrocarril de vía estrecha, promovido y financiado desde Bilbao, que comenzó transportando el carbón leonés para el abastecimiento de los Altos Hornos de Vizcaya.
http://vimeo.com/81707097
Cuenta con los rasgos habituales de los valles mineros de Asturias y del norte de León, con una implantación “agresiva” de la minería, con potentes instalaciones y con una atracción relativamente masiva de población que deja sus señas sobre un espacio tradicionalmente agrario extensivo.
TIPO 1: SIERRAS Y VALLES DE LA CORDILLERA CANTÁBRICA
Sus caracteres orográficos y bioclimáticos hacen de este tipo una clara transición entre los relieves más vigorosos de los macizos de la Cordillera Cantábrica y los áridos páramos castellanos. Ya su propia denominación indica que se trata de un espacio muy compartimentado, donde cuantiosos valles, normalmente estrechos, se comportan como células individualizadas, con históricas comunidades sociales relativamente aisladas. A fin de cuentas, posee todos los rasgos propios de lo que asimilamos como “paisaje de montaña”.
TIPO 1: SIERRAS Y VALLES DE LA CORDILLERA CANTÁBRICA
Encontramos una única unidad:
- Montañas y valles de Crémenes y Sabero: Ciñéndonos a la cobertura concreta de este paisaje, se trata de un valle, el del río Horcado, de dirección Oeste-Este, con una marcada disimetría entre una alineación paralela al río por el Sur y varios interfluvios que van “girando” hasta 45º en su extremo septentrional. La actividad minera del carbón a cielo abierto ha dejado profundas cicatrices y aterrazamientos en las laderas más occidentales del valle, así como los pozos han dejado como herencia otras piezas, caso de los castilletes.