Paisajes Mineros / Valle Salado de Añana (Álava)
Uno de los más notables paisajes culturales de nuestro país. Está incluido dentro de la lista indicativa para ser considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su población de referencia es Añana, una de las villas más antiguas de Álava. Todo el que se acerque al Valle Salado de Añana tendrá la oportunidad de contemplar un paisaje único, sentir la salmuera al humedecer sus pies y manos entre ellas; degustarla en los productos de los puestos de venta y/o restaurantes locales y conocer la historia y la técnica del trabajo milenario de los salineros de Añana.
Municipios afectados: Añana Bienes protegidos: – Salinas de Añana. Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento Histórico. Caracterización: Es paisaje característico del suroeste de la provincia de Álava, siendo el río Muera el núcleo estructural del Paisaje. Se trata de un pequeño valle irregular, de pequeñas elevaciones, que agrupa diversos elementos de valor patrimonial, todos ellos vinculados en mayor o menor medida a la extracción y tratamiento de la sal. La explotación salina se asienta en torno al río Muera, que discurre por la parte central del valle, y de los manantiales salinos creados a partir del “diapiro”, que es el fenómeno geológico por el que la sal emerge hasta la superficie terrestre. Las salinas se extienden por el fondo del valle, en terreno llano, así como subiendo por las laderas hacia el lado sur del valle, adecuando sus estructuras a la pendiente, creando así formas escalonadas. Esta estructuración dará al paisaje el especial y destacable impacto visual que crea. Junto a la explotación salinera, integran parte del paisaje aquellos lugares donde se instaló la población que se dedicaba a la explotación del manantial salino desde la edad del Bronce. Se ubicaron estas en ladera, rodeando el valle. Así mismo, forma parte del paisaje cultural el actual casco urbano de Salinas de Añana, en cuya zona más elevada del cerro se instala la villa por iniciativa real, rodeándose de una muralla para facilitar su defensa, y edificando la que en adelante sería su parroquia, la iglesia de San Cristóbal. De ambas edificaciones quedan importantes restos a la vista, en alzado o en el subsuelo. La articulación de Añana supondrá una nueva fase en la ordenación del poblamiento, hasta entonces disperso en las laderas de estas pequeñas aldeas, ahora concentrado al interior de los muros de la villa de nueva construcción, lo que conllevará el abandono de estas aldeas. De hecho la nueva puebla se instala sobre las aldeas de Villacones (al oeste) y Fontes (al este). El casco urbano del municipio de Salinas de Añana crecerá más allá de los muros de la villa medieval, presentando un importante desarrollo urbanístico extramuros, ocupando toda la ladera sur, hasta llegar a los terrenos inmediatos a la explotación. Junto a todos los elementos señalados, quedan algunas edificaciones de carácter aislado que también están incluidas en el ámbito del paisaje (almacenes, puente de Basquiñuelas, arcos de cierre en el camino principal…). Historia: En el fondo del valle se constata la presencia de restos de la Edad del Bronce, restos que nos han confirmado la antigüedad de la explotación de la sal en este mismo emplazamiento. Las referencias escritas más antiguas a este lugar corresponden a la época del Imperio Romano, constatándose referencia a la cercana ciudad de Salionca. Esta población fue destruida y muchos de sus habitantes acabaron trasladándose al Valle Salado. El asentamiento de San Andrés (antes la Desilla) es el más antiguo de los que existen. Otras zonas donde se localizaron restos de las aldeas medievales son Terrazos, Fontes, Villacones, Iesares, Orbón, Santa María y Villanueva, además de los que fueron sus primeros templos (Santa María de Villacones, San Juan de Acre, Santa Lucía de Orbón, San Sebastián y Santa Engracia). Todos ellos nos confirman una ocupación entre los siglos VIII a XII. La importancia de la sal durante la edad media hizo que este territorio adquiriera cierta relevancia como lugar estratégico. Así en el año 1114 Alfonso I el Batallador otorgó el primer fuero real del País Vasco a Añana. A mediados del siglo XVI se hizo efectiva la incorporación a la Corona de todas las salinas de Castilla, iniciándose un periodo de fuerte competitividad entre ellas. Los manantiales de Añana emanan agua salada a la superficie de forma natural, con una salinidad muy cercana a la saturación. La explotación funciona por gravedad a través de una red de canales que distribuyen el agua a los distintos pozos para su vertido en las eras de desecación. Estas últimas tienen una superficie entre 12 y 20 m2, adaptándose a la topografía del valle mediante estructuras formadas por muros de piedra y entramados de madera de pino. La sal queda finalmente almacenada en los terrazos, que son huecos abiertos bajo las eras que sirven para almacenar la sal hasta su transporte a los almacenes exteriores. Las investigaciones realizadas han demostrado que los modos de producción han ido cambiando a lo largo del tiempo. Así durante el siglo XIX, por iniciativa de la corona española se obligó a los salineros a realizar una reestructuración de las eras y al empleo de ciertos materiales de construcción para las instalaciones de producción. Se implantó de forma generalizada así el sistema denominado “a lleno”, embalsando la muera, en vez de regar sucesivamente. Esto trajo como consecuencia una transformación de todo el valle Salado. Tal fue la magnitud del cambio que la mayor parte de la estructura que hoy podemos ver pertenecen a este periodo. Finalmente los salineros recuperan de nuevo el control de la explotación. No obstante con el paso del tiempo la actividad ha ido disminuyendo en cantidad, derivando hasta la producción de sales de calidad.
– Paisaje Cultural de del Valle Salado de Añana (Álava). Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Monumental.
– Casco urbano de Añana. Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico.
Dentro del Valle Salado de Añana encontramos estos bienes patrimoniales que destacamos:
De los manantiales emana el agua salada concentrada (salmuera) a nivel de superficie de manera natural y continua, lo que era una ventaja respecto a otras salinas que necesitaban perforaciones o bombeos. Existe un gran número de manantiales en el Valle Salado y su entorno, pero sólo cuatro de ellas (Santa Engracia, La Hontana, El Pico y Fuentearriba) son aprovechables, pues su caudal es permanente (unos 3 litros por segundo) y su grado de salinidad está cerca no a la saturación (210 gramos por litro). Enlace Google Earth: http://mineriaypaisaje.com/google/anana/manantiales.kmz
El transporte del agua salada era posible gracias a una red de canales llamados “royos”. Estos permitían que la salmuera fluyera manera continua y por gravedad hasta los almacenes. Si bien en origen gran parte de ellos eran simples zanjas excavadas en el terreno, con el tiempo fueron sustituidos por troncos de madera, generalmente de pino. Este sistema de distribución ocupaba más de tres kilómetros de longitud, iniciando su recorrido en un canal único que nacía en el manantial de Santa Engracia. Posteriormente éste se divide en dos “royos” a través de una arqueta denominada Partidero: el primero discurría por la ladera oriental del valle (Royo de Suso) y el segundo por la occidental (Royo Quintana). Cerca del repartidero, en el punto denominado Celemín, el de Quintana se vuelve a dividir en dos: el Royo que abastece la parte del Este, que sigue denominándose Quintana y el que se dirige a la zona central también llamado Royo del Medio o Meadero. Enlace Google Earth:http://mineriaypaisaje.com/google/anana/canales_para_el_transporte_de_salmuera.kmz
La obtención de la sal e se basa en la evaporación del agua contenida en la salmuera por medios naturales. Para ello, se vierte el agua salada en unas superficies horizontales llamadas balsas o eras cuya superficie varía entre doce y veinte metros cuadrados. La agrupación de varias eras trabajadas por un mismo propietario pasaban a denominarse granjas. Éstas se van adaptando a la compleja topografía del lugar, tanto en forma como en altura, dando lugar a complicadas figuras que ocupan la mayor parte del Valle Salado. En el periodo de mayor actividad, en torno a los años 50 del siglo XX, el valle llegó a tener en explotación 5.648 eras. Enlace Google Earth: http://mineriaypaisaje.com/google/anana/eras.kmz
Los depósitos y su llenado fueron la causa de la mayor parte de las disputas entre los salineros. Esto se debe a la cantidad limitada de agua salada que emana de los manantiales, el gran número de eras existentes y la concentración de las labores de producción durante unos meses concretos. Todo ello explica el elevado número de pozos existentes en las salinas (actualmente 848) y la necesidad de un complejo reglamento de distribución de aprovechamiento de la muera conocido como libro maestro. La morfología de los pozos es variada, pero a grandes rasgos se puede dividir en cuatro tipos: los exteriores, los de boquera, los calentadores y los de encube. Enlace Google Earth: http://mineriaypaisaje.com/google/anana/pozos_o_almacenes_de_salmuera.kmz
Siguiendo las hipótesis de tipo filológico sobre los sufijos de la lengua vasca (Caro Baroja, J. 1945-6) el actual casco urbano de Añana se enclavaría sobre una antigua villa romana. Los topónimos vasco-navarros con desinencia “-ana” designan antiguas villas romanas de carácter urbano. Esta población aparece mencionada por escrito por primera vez en un documento de 978 bajo la denominación de Annana y poco después, en 984, como Agnana. En aquella época ya parece estar asentada la explotación de las salinas entorno a la localidad, lo que le dará finalmente el apelativo de Salinas de Añana. Fue Alfonso I quien le otorgó la carta puebla en 1126, consiguiendo el fuero con Alfonso VII en 1140, lo que la convierte en la primera villa de la provincia. El primitivo núcleo ha sufrido importantes variaciones que han modificado su estructura y organización iniciales. Sus calles y plazas se distribuyen por las laderas de un cerro, las más próximas a la cima conservan el trazado del primer núcleo amurallado que estuvo presidido por un castillo. Sus casas reflejan un modo de vida rural, repitiendo unos modelos sencillos y prácticos que proceden de la Edad Media. Así las callejuelas estrechas de su casco histórico aún conservan el sabor de otras épocas que se acentúa con los arcos de origen medieval, las casas palaciegas de estilo barroco (el palacio de Zambrana-Herrán o el de los Ozpina), escudos de antiguos linajes o una picota con escudo de los Sarmiento en la plaza donde impartía justicia. El primitivo núcleo, creció ladera abajo originando el actual Salinas de Añana. El trazado de las nuevas calles se adaptó a los desniveles del terreno, resultando así unas vías estrechas y tortuosas en las zonas de mayor desnivel o más rectas y amplias donde la pendiente lo permite, siguiendo las curvas de nivel. Enlace GoogleEarth: http://mineriaypaisaje.com/google/anana/casco_historico_de_anana.kmz
ITINERARIOS TURÍSTICOS
– http://mineriaypaisaje.com/anana-it/
INDUSTRIAS CULTURALES
– http://mineriaypaisaje.com/anana-ic/
http://www.alava.net/botha/Boletines/2012/106/2012_106_04967.pdf
http://www.vallesalado.com/es
http://www.ticcih.es/patrimonio-industrial-2/100-elementos-del-patrimonio-industrial-en-espana/
http://www.100patrimonioindustrial.com/
https://play.google.com/store/apps/details?id=unoapp.es.patrimonioindustrial
La escasa extensión de este ámbito conlleva que sólo se encuentre presente un tipo de paisaje, si bien éste presenta grandes diferencias dentro de toda su manifestación desde Cantabria hasta Navarra.
Tipo 1: Sierras y parameras orientales de la Cordillera Cantábrica y montes vascos y navarros
Ciñéndonos al espacio inmediato de Salinas de Añana, podemos apreciar cómo a pesar de su escasa extensión los contrastes son más que manifiestos. Es el caso de la disimetría del relieve; así se puede decir que el río Omecillo y el puerto que va de Añana a Paúl fraccionan la orografía en dos partes:
- La parte norte, donde están muy definidas las sierras de Atalaya y Canto Blanco y el valle del río Añana, todos ellos de dirección aproximada W-E, con una diferenciación nítida de las áreas altas, donde prima la erosión y afloran materiales duros del Cretácico, frente a las bajas, donde prima la sedimentación y, por tanto, materiales más recientes, Terciarios, donde abundan arcillas, arenas y conglomerados.
- En el sur la orografía da un aspecto de desorden, de escasa organización. Y esto se debe precisamente al fenómeno que da lugar a la actividad salinera, que es la presencia de un diapiro de planta ovalada y unos cinco kilómetros de W-E por unos tres de N-S. El diapiro es, precisamente, el depósito de sal (mezclado con otros materiales, mayoritariamente arcillas y yesos), que sale a la superficie por efectos de la presión rompiendo el relieve. Estos materiales, al ser fácilmente deleznables, muestran el aspecto caótico aludido, al tiempo que hacen posible el transporte de las aguas saladas explotadas.
En otro orden, cabe diferenciar la organización de los usos del suelo:
- En la parte baja de los valles las pendientes son poco potentes y los materiales sedimentarios son lo bastante ricos como para haber dado lugar a una explotación agraria bastante intensiva y concentrando la población en pocos núcleos (dentro de los límites de este paisaje, sólo aparece Salinas de Añana).
- Las laderas de las sierras, de gran pendiente, cuentan con predominio absoluto de explotaciones forestales, mayoritariamente de plantaciones de pinos, en los que se entremezclan algunos rodales de encinas y quejigos. El pino, de hecho, contó con gran relevancia en la explotación salinera, pues buena parte de las estructuras se efectuaban con su madera. Lo “afilado” de las cimas ha supuesto una baja proporción de actividad ganadera extensiva, pero, a su vez, suponen los mejores miradores de la zona.
- En el relieve del diapiro conviven las actividades forestales de las sierras con una mayor presencia de praderías y pastizales.
Sierras y parameras orientales de la Cordillera Cantábrica y montes vascos y navarros
Del mismo modo que en los tipos, la escasa extensión de este ámbito sólo deja una única unidad de paisaje:
- Sierra de Arkamo-Sopeña: En su extensión íntegra, esta unidad se encuentra formada por tres alineaciones serranas (Arkamo, Cantoblanco y Atalaya-Somo) separadas por dos valles, con una continuidad sólo rota por el diapiro salino. De todos modos, la anomalía del paisaje, el diapiro, es la pieza clave sin la que no existirían las salinas. La presencia de abundante sal mezclada con arcillas y yesos, así como su fácil erosión, dilución y transporte conllevan que el agua que emana de los manantiales de Santa Engracia, La Hontana, El Pico y Fuentarriba sean aprovechables y den lugar al asentamiento del pueblo de Salinas de Añana, cuya especialización salinera queda presente en unas instalaciones salineras al sur del poblado que triplican la superficie del núcleo. Cabe citar la gran diferencia del grado de conservación de pozos y eras, con un mayor grado de abandono cuanto más alejados se encuentran del río.